viernes, 29 de junio de 2007

... un café.


Frente a la pantalla del computador y al lado de la ventana que da a la Av. Apoquindo, me detengo de mi rutina diaria cuando siento que se me entumecen las manos de tanto "googlear". La señal era baja por lo que las páginas aparecían frente a mí como si fuese un concurso de "quién es el personaje incógnito". Un poco aburrido prefiero dejar eso para un ratito más y me paro frente a la ventana para distraer la vista con los ir y venir de tanta gente que corre, grita y gruñe en los paraderos de "Escuela Militar". Parado ahí mirando no dejo de pensar en lo afortunado que soy de estar aquí, tranquilo, lejos de las garras del frío punzante de este ahumado Santiago. Claro que hoy no hacía frío. "Veranito de San Juan" decimos todos.
Entonces lo recuerdo. ¿Estará? no lo veo. Las 22:45hrs. Es muy temprano todavía. ¿Irá a aparecer hoy? quizás.
Vuelvo a mi rutina cibernética y luego de unos minutos un pito y el grito de gente a lo lejos me desconecta del magnetismo del mouse.
Bueno y ahí estaban, mas allá de las ventanas del departamento, allí en frente, en plena calle, un grupo de unas 300 personas se habían tomado Apoquindo por falta de locomoción. Gritos, aplausos, chiflidos y el pito infaltable de toda manifestación estaban frente a buses, taxis y automóviles particulares que no podían avanzar hacia Las Condes, Dos minutos después...carabineros.
Yo tomé mi camarita amiga y me fui a reportear. Fotos y más de algún chiste picarón del chileno típico que en estas cosas pone el humor donde ya no existía, fueron mi botín.
Vuelvo al departamento cuando después de unos 30 minutos carabineros llega con una flota de buses verde y blancos que quien sabe dónde estaban y la gente pudo seguir camino a casa.
Otra vez doy gracias a Dios que no corro la misma suerte.
Entonces lo recuerdo otra vez. ¿Estará?, son como las 23:30hrs. Es tiempo de que aparezca. Pero nada. Me pego a la ventana casi media hora y nunca apareció.
Para la próxima será. Estoy seguro que al hombre de gamulán negro, con gorro de cuero con visera y que camina con rengueo, de seguro porque debe tener como 70 años y que en otros días he visto que espera por mas de dos horas el bendito bus para que la lluvia y el frío lo lleven al límite de su orgullo, y que si fuera mi padre me sentiría mas fracasado de lo que siento al verlo de tenerle una sociedad que no es capaz de tener aunque sea tan sólo un transporte decente para los mas viejos. Estoy seguro que para la próxima, ahí mismo en el paradero, podré ofrecerle… un café.

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