domingo, 23 de marzo de 2008

Sombras que acompañan...(22 Junio 2000)


Es sorprendente cómo esos científicos que llamamos locos tienen, de vez en cuando, la razón.
Creo en ello cuando pienso en la relatividad de las cosas; . . . de esa que algún día alguien habló, de las circunstancias que rigen a las cosas para que sucedan o no. Pienso en cómo un escenario de renombre, de tablas cargadas de mil emociones, se presta para sostener a un emocionado actor recibir el aplauso de un público efímero pero incondicional, y luego transformarse en una tumba fría y abierta de ese mismo actor que una vez estando sólo frente a lo que fue su anfiteatro, le sirve de antesala para vivir en delante de solo recuerdos de lo que pasó, de la gloria o fracaso que vivió.
Pienso en cómo mi vida, que una vez comenzada ya no se detendrá, se ha ido escribiendo de muchas formas y circunstancias, de muchas y relativas vivencias.

Hoy ese trozo de papel colgado en la muralla con esa foto de paisajes hermosos . . . o frutas . . . o de que se yo llamado calendario me recuerda que la fecha llegó y que hoy cumplo nada menos que seis años de casado. Seis años de vivir con una mujer a mi lado, siempre, como una sombra que jamas te deja de lado, una sombra que a veces llega inclusive a cubrirte por completo, oscureciendo tu horizonte, ocultándote de manera muy certera los caminos que por tanto tiempo estabas buscando. Seis años de aquel momento en que te dejaste llevar decidido y confeso del crimen de amar, a juntarte a través de una parafernalia que hasta el día de hoy no entiendes, y para siempre con una persona que, pasado el tiempo entiendes que nunca dejarás de conocer. Seis años de dejar atrás muchas de tus libertades y sueños por un ideal que no era tan ideal.
Sin embargo ese calendario tiene otras anotaciones que me llaman la atención: “ 12 de Junio – Gas chico y grande”, tal día - hora al médico, otro – regla “, y así otras cosas que me hacen sentir y pensar en la alegría de que hoy cumplo seis años de hogar, seis años de estar casado con mi flaca; . . . la flaca de mis amores, el amor de tantas tormentas y remansos, mi esposa que, definitivamente, sin ella no habría volado por estas nubes de color celeste y rosa que hoy si decoran mi vida.
Es por esto que pienso en que sí, todas las cosas son relativas y dependen de cómo las vivimos y como las vemos. ¡ Por todos los cielos, sólo Dios sabe cuánto me hacen falta los olores, los sonidos, los sabores . . . las sombras que sólo mi mujer y mis hijos me dan como compañía! . . .
¡Sólo Él sabe cuánto me hacen falta cuando no están!.